Ante la clara emergencia climática que vivimos en el planeta, las soluciones tecnológicas que los proyectos de CDR (remoción de dióxido de carbono) representan, junto a otras soluciones innovadoras y sostenibles, se han convertido en prioridad. En este contexto el biochar destaca como un protagonista debido a su potencial para mitigar los efectos del cambio climático, mejorar la calidad del suelo y promover prácticas agrícolas sostenibles. Considerando estos beneficios, es importante desarrollar un proceso técnico y operativo que requiere de una atención meticulosa a cada detalle. Conforme se tiene el control de procesos operativos y la toma de datos, radica la posibilidad de realizar un proyecto adicional, permanente y verificable.
En Latinoamérica, donde las amenazas del cambio climático son cada día más evidentes, el desarrollo de proyectos de biochar y sus procesos de MRV se convierten en una necesidad urgente, sin embargo, es necesario considerar no solo la ciencia, tecnología y modelo financiero detrás del biochar; sino también comprender las problemáticas específicas de cada región, tanto en la elegibilidad de la materia prima como en el uso final del biochar producido. Entonces, si el proyecto representa una solución real a problemáticas imperantes de la región, aumenta la posibilidad de que se puedan resolver los desafíos técnicos y operativos
En este contexto, la implementación y desarrollo de un sistema de MRV cercano al proceso operativo es fundamental para garantizar la efectividad y confiabilidad de los proyectos de biochar. Cada etapa del proceso de producción demanda de compresión, planeación, gestión y toma de datos precisa y efectiva. En la medida en que esto se logre, la trazabilidad total del proyecto se convierte, además de en un requisito técnico, en una piedra angular que sustenta la credibilidad y el impacto positivo del mismo.
Otro pilar fundamental es la confiabilidad de la información proporcionada, ya que juega un papel importante para un cálculo preciso tanto de las emisiones generadas, como de las almacenadas por el proyecto.
Para lograr un alto nivel de precisión es imprescindible tener un conocimiento completo del proceso. A esto se le conoce como “de la cuna a la tumba”. Dependiendo de la naturaleza del proyecto, este proceso puede involucrar múltiples etapas, cada una debe analizarse a profundidad para identificar las entradas y salidas pertinentes y todas las variables clave necesarias y que aportan información para realizar los cálculos de manera confiable.
En la mayoría de los casos, y especialmente en proyectos que aún no han alcanzado su plena madurez, la obtención de datos confiables presenta desafíos significativos. La automatización de un proceso que permita la transmisión directa de información a un sistema de recopilación y análisis en tiempo real es costosa y requiere la implementación de equipos específicos. En el contexto latinoamericano, donde tales recursos pueden ser limitados, hay que desglosar meticulosamente cada etapa del proceso para identificar los puntos críticos, que suelen estar ocultos o resueltos a simple vista, por lo que hay que analizar: desarrollo, interacciones entre operarios, procesos, gestión de cantidades, tipos de materias primas, productos obtenidos, combustibles, energías y recursos operativos del proceso.
Una vez comprendido el proceso, los datos se pueden clasificar en varias categorías principales:
- Combustibles
- Desplazamientos/transporte
- Fuentes energéticas o servicios auxiliares.
- Personal
- Recursos financieros.
- Insumos de entrada
- Productos de salida
En conclusión, el desarrollo de proyectos de biochar y la implementación de sistemas de Medición, Reporte y Verificación en Latinoamérica representa una oportunidad crucial para abordar los desafíos ambientales y promover el desarrollo de proyectos sostenibles en la región. Este proceso no está exento de dificultades, desde la obtención de datos confiables hasta la resolución de barreras culturales y tecnológicas, por lo que la colaboración de equipos técnicos especializados y la implementación de un sistema de MRV cercano al proceso operativo es fundamental para garantizar la efectividad y confiabilidad de los proyectos, además, contar con herramientas avanzadas para la gestión y análisis de datos, facilita la recopilación, organización, gestión y presentación de información clave, por lo que adoptando enfoques integrales de medición y verificación.
Maricarmen Mejía es CEO de Carbon Trace. Empresa de desarrollo de proyectos de MRV que desde su concepción, se ha dedicado a analizar en detalle los proyectos en los que participa, con el enfoque “De la cuna a la tumba”, con el fin de trazar meticulosamente cada fase, involucrando un enfoque multidisciplinario que abarca aspectos ecológicos, ingenieriles, de calidad y gestión, orientando cada etapa al cumplimiento de las certificaciones internacionales La plataforma Carbon Trace DMS consolida toda esta información en reportes completos que permiten al equipo operativo tomar decisiones informadas, evaluar el desempeño financiero y contar con información técnica siempre actualizada para los procesos de certificación ó evaluación a la que requiera someterse.